En muchas ocasiones hay que agudizar el ingenio, sobre todo sí se habla de publicidad. Llamar la atención, saber captar al espectador e incluso involucrarlo puede conseguir asociar al consumidor con la marca. Pero ¿cómo conseguimos inquietar al espectador? Contar una historia es la base; pero no vale una historia cualquiera sino que tiene que trasmitir para conectar emocionalmente…y para ello se necesitan contar experiencias que vinculen a las personas sin dejar de lado la creatividad y la innovación. Y sobre todo…dejar volar la imaginación.